La sociedad catalana, como el resto de sociedades modernas y avanzadas, está experimentando cambios sociodemográficos profundos. El incremento de la esperanza de vida es, sin duda, un gran éxito colectivo que, al mismo tiempo, nos plantea el desafío de cómo hacemos frente al envejecimiento progresivo de la población y a las necesidades asistenciales y de atención que de ello se derivan. En este escenario convergen otros retos decisivos. Uno de los más importantes es conseguir el consenso político y social necesario para mantener la calidad y la equidad de los servicios sanitarios y para garantizar que nuestro sistema continúa siendo un elemento fundamental de justicia y cohesión social, incluso en un contexto como el actual, marcado por la escasez de recursos económicos. Por otra parte, los avances constantes en el ámbito de las tecnologías de la comunicación han contribuido de manera fundamental a hacer de los ciudadanos personas más informadas y dispuestas a participar activamente en las decisiones que afectan a su salud. Ciudadanos que, desde creencias y sensibilidades diversas, también quieren decidir cómo, por quién, dónde y hasta cuándo quieren ser atendidos y que reclaman que los profesionales les acompañemos en este camino hasta el final. Obviamente, los médicos no somos ajenos a los cambios que afectan al conjunto de la sociedad. De hecho, la profesión también vive inmersa en un proceso de transformación propio que hace prever, entre otras cosas, la necesidad de abordar un importante relevo generacional en los próximos diez años. Así pues, nos encontramos ante un escenario lleno de oportunidades para emprender cambios y para innovar, teniendo en cuenta que se nos plantean también nuevos dilemas éticos que debemos resolver. Especialmente, los relacionados con el aumento del número de pacientes con enfermedades crónicas y con la consiguiente pérdida de autonomía personal. Pero también otros que tienen que ver con el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación y con nuevas demandas de los ciudadanos. Teniendo en cuenta este contexto, uno de los grandes retos de la profesión es poner más que nunca en el centro de nuestra atención a las personas y su entorno familiar y social. Esto implica consolidar el trabajo con otros profesionales en equipos multidisciplinares que permitan tener una visión integral de cada persona y de sus necesidades. Es imprescindible que los profesionales velemos a lo largo de toda nuestra trayectoria por recibir una formación orientada a la excelencia, no sólo científica, sino también en lo que respecta a habilidades y actitudes. Al mismo tiempo, no podemos olvidar que nuestra participación y nuestro liderazgo en las organizaciones sanitarias también son imprescindibles si queremos responder a las necesidades de las personas con calidad y eficiencia. Los médicos desde nuestra vocación de servicio y desde nuestro compromiso con los pacientes y las personas, estamos dispuestos a hacer frente a todos estos retos y queremos hacer patente la voluntad de renovar nuestro contrato con la sociedad. Por eso, reunidos en el 3er Congreso de la Profesión Médica de Catalunya, declaramos:1. Las personas son el centro de nuestra actividad y de nuestra vocación profesional. Creemos firmemente en los vínculos de confianza con los pacientes, sobre la base del conocimiento científico, el respeto y la empatía. Queremos compartir con ellos las decisiones que afectan a su salud y nos comprometemos a acompañarlos, especialmente, en los momentos de mayor incertidumbre y en las situaciones de final de vida. 2. Nos reafirmamos y nos identificamos plenamente con los valores del profesionalismo: la honestidad, el compromiso, el altruismo, la integridad, la autoexigencia, el trabajo bien hecho y la excelencia. A su vez,, también hacemos nuestros valores emergentes como el liderazgo, el trabajo en equipo, la capacidad de gestión y adaptación y el rendimiento de cuentas. 3. Defendemos modelos organizativos que garanticen la continuidad, la calidad y la seguridad en la atención a las personas, que faciliten la colaboración entre profesionales, centros y ámbitos asistenciales y que favorezcan la investigación y la innovación. 4. Creemos en el trabajo en equipo entre diferentes profesionales sanitarios, sociales y comunitarios. Estamos convencidos que es la mejor manera de dar una respuesta integral a las necesidades de las personas y de hacer frente a los retos que se derivan, tanto de los cambios sociales, como de los nuevos conocimientos científicos y de los constantes avances tecnológicos en medicina. 5. Estamos dispuestos a mantener actualizado nuestro Código de Deontología, referencia principal de nuestros actos, con el fin de dar respuesta a los dilemas que nos plantean la sociedad, la ciencia y la tecnología. 6. Nos exigimos mantener la excelencia a lo largo de nuestra vida profesional. Por ello, nos comprometemos a formarnos de manera continuada y a acreditar periódicamente nuestra competencia. 7. Nos comprometemos a velar por que la formación de los futuros médicos sea excelente, técnica y humanísticamente, y para que incorpore ámbitos como la ética, la comunicación, la salud global y la gestión clínica, entre otros. 8. Queremos decidir con autonomía y participar de manera más activa en la gestión de los centros sanitarios. Queremos liderar proyectos de futuro y hacerlo con los recursos necesarios. 9. Necesitamos ejercer en entornos organizativos y laborales que promuevan la calidad en la práctica médica y que nos permitan construir vínculos de confianza con las personas que atendemos. 10. Queremos renovar nuestro compromiso con la ciudadanía y con el país. Queremos construir juntos la profesión del futuro al servicio de las personas. Girona, 10 de noviembre de 2016